Torres remotas, la digitalización del control de tráfico aéreo
Una nueva era llega al símbolo más visual y característico de todo aeropuerto para el piloto, la torre de control. Son varios ya los aeródromos que han visto modificados sus perfiles; instalaciones en las que esta construcción ha desaparecido, dejando paso a un complejo e innovador desarrollo tecnológico conocido como “Torres Remotas”.
R. Romero – Departamento Técnico
Este cambio de paradigma, impulsado por la iniciativa reglamentaria de la Unión Europea del Cielo Único Europeo (Single European Sky, SES), se plasma en el programa SESAR 2020 (Single European Sky ATM Research). Este es y será el responsable de la modernización de la gestión de tráfico aéreo en Europa hasta el año 2024, encargándose de aumentar la seguridad y reducir los costes de de navegación aérea.
Este concepto de nuevo cuño no es más que la reinterpretación de la torre clásica, en la que los ventanales de los fanales son sustituidos por pantallas de alta definición y los prismáticos por los grupos ópticos de las cámaras con altísimo poder de zoom, pero donde el elemento clave continua siendo el controlador.
La ubicación física cambia, pero la misión sigue siendo la misma, garantizar una operación segura y eficiente; parámetros que se verán mejorados gracias a los sistemas de realidad aumentada de los que están dotadas las torres remotas.
Todo lector, se hará la misma pregunta, ¿Cómo una torre situada en una ubicación distinta a la del aeródromo puede ser más segura que una tradicional?, la respuesta es sencilla, mediante la integración de toda la información en las pantallas de control. Esta capacidad, permite por ejemplo que, lo que a ojos de un controlador de torre tradicional eran unas luces de landing de un tráfico entrante, y que él o ella asociaba a una ficha sobre la consola, ahora sea una imagen de la aeronave realizando la aproximación, junto con toda su información de tráfico, meteorológica o especial; plasmada en un solo lugar, evitando perder de vista el objetivo en todo momento.
Una vez en tierra, la consola del controlador permite generar una ruta de rodaje (al más puro estilo “follow the greens” londinense, en versión 2.0) y supervisarla, en plano general y corto, identificando todo tipo de amenazas como pudieran ser los FODs, fauna u otros tráficos.
El despliegue tecnológico es bestial, ya que ha garantizarse la integridad y continuidad de las comunicaciones, su seguridad, así como su invulnerabilidad ante actos de interferencia ilícita.
Grandes actores del sector ATM desarrollan herramientas integrales de gestión remota de torre, para que la realidad aumentada que se genera sea cada vez más perfecta y ergonómica para los usuarios.
La participación española va de la mano de ENAIRE e Indra, siendo esta última una de las empresas con más peso en el proyecto. Aseguran que el proyecto que están desarrollando en la actualidad, conseguirá triplicar el tráfico aéreo que se podrá gestionar multiplicando por diez la seguridad, reduciendo en un 10% el impacto medioambiental además de recortar los costes de los servicios de navegación en un 50%.
Uno de sus proyectos clave es un nuevo sistema de gestión de vuelos por trayectoria 4D, una tecnología que permite a la aeronave elegir la ruta más directa y planificar su vuelo con mayor precisión.
En 2015, LFV Air Navigation Services of Sweden, consiguió ser el primer proveedor certificado en RTS (Remote Tower Services) ofreciendo la operación centralizada de varios aeródromos. En la actualidad cuentan con más de 3000 horas operativas de prestación de estos servicios y han conseguido mejorar la flexibilidad de los servicios de control en aeropuertos con baja densidad de tráfico. Su “ATS on demand” consigue un horario flexible según las necesidades del cliente, haciendo posible la capacidad de evacuación médica en cualquier tipo de aeropuerto, un servicio SAR 24/7 y un fácil upgrade operacional de nivel AFIS a ATC.
Se espera que la tecnología basada en el control remoto juegue un papel fundamental en la aviación del futuro si hablamos del control de fronteras o incluso de los servicios de salvamento marítimo con la ayuda de los RPAs.
Solo si mejoramos esta flexibilidad demandada y modernizamos los sistemas y las operaciones aéreas, podremos hacer posible que en Europa se absorban los incrementos constantes de tráfico pasando de los actuales diez millones de vuelos anuales a 16,9 millones en 2030.