Ryanair: el despido colectivo depende de la Audiencia Nacional
El juicio sobre el despido colectivo de Ryanair quedó visto para sentencia, dejando constancia de las irregularidades durante el proceso

Esta semana ha quedado visto para sentencia el juicio sobre el ERE que Ryanair ejecutó en Canarias el pasado enero, y que supuso el desppido de 540 tripulantes. En el juicio, se hicieron públicas las múltiples irregularidades que Ryanair ha cometido durante todo el proceso.
La parte demandante, compuesta por Sepla, USO y Sitcpla, centró sus demandas en las deficiencias tanto del plan de acción social que acompañaba la documentación del despido colectivo como del informe técnico que acreditaba las causas técnicas y organizativas para el cierre de bases. Y es que en ningún momento se bloquearon las vacantes que se ofertaban a los pilotos en el plan de acción social. Es más, según las propias palabras de los testigos de Ryanair, las plazas en otras bases, ofertadas como parte del proceso de despido colectivo, eran las mismas a las que podía acceder cualquier trabajador de la aerolínea.
Además, la defensa de Ryanair presentó ante el juzgado, a última hora, un informe pericial complementario al presentado durante el período de consultas. Los abogados de Sepla, USO y Sitcpla pidieron que no se tuviera en consideración este informe, ya que causaba indefensión a la parte, al no haber sido aportado hasta ayer, en lugar de hacerlo durante el período de consultas.
Por otro lado, Ryanair no pudo acreditar la intención ni la necesidad real de cerrar la base de Girona cuando se comunicó en un primer momento. Según una testigo de la compañía, el mantenimiento de esta base estaba supeditado a la cantidad de trabajadores que aceptasen los nuevos contratos fijos discontinuos. Sin embargo, Ryanair no envió estos contratos a sus tripulantes hasta el 6 de diciembre, a pesar de haber anunciado a la autoridad laboral catalana su intención de mantener la base abierta casi dos semanas antes, el 28 de noviembre. Quedó clara así la intención inicial de Ryanair, que no era otra que la de rebajar los contratos de los tripulantes allí basados.
¿De dónde venimos?
El proceso de despido colectivo que duró cinco meses desde el primer anuncio de Ryanair hasta su culminación ha estado plagado de irregularidades por parte de la aerolínea. Tanto en el ámbito formal como en el caso de la exclusión de Girona del proceso a última hora. Los informes redactados por la Inspección de Trabajo han dejado patente la mala fe de Ryanair a lo largo de todo el proceso .
Sin embargo, todo esto viene de años atrás. En sus inicios, Ryanair empleaba a los pilotos como falsos autónomos, método que aún está lejos de desaparecer, puesto que cerca de un 20% de sus tripulantes técnicos en nuestro país todavía opera así. Eso, a pesar delacuerdo de reconocimiento que Ryanair y la Sección Sindical de Sepla firmaron en 2018, que establecía el paso a asalariados de todos sus pilotos autónomos.
Estas trabas son una técnica habitual de Ryanair, que no duda en comprometer los derechos de sus trabajadores. Esto sucede también con las vacaciones, las cuales son impuestas de forma unilateral por parte de la compañía. Las diversas sentencias judiciales conseguidas por la Asesoría Jurídica de Sepla han obligado a Ryanair a recular en aquellas ocasiones en las que los trabajadores han demandado.
Cualquier ausencia en Ryanair ha supuesto el inicio de un conflicto entre empresa y trabajador: desde la reducción de jornada, hasta la baja por maternidad, así como las propias ausencias por enfermedad. Las bajas por paternidad no están previstas por la compañía, de forma que, según relatan los propios delegados sindicales “en ocasiones puedes llegar a esperar un mes a ver si autorizan tu permiso”. Algo similar sucede con las reducciones de jornada por guarda legal. Un derecho de los trabajadores que, en el caso de los pilotos de Ryanair es especialmente difícil de disfrutar.
Las bajas por enfermedad suponen un gran problema para los pilotos de Ryanair, puesto que la notificación de la indisposición para volar si un piloto se encuentra enfermo debe realizarse al menos dos horas antes de la establecida para el mismo, sin contemplar que esto pueda suceder posteriormente. Además, la aerolínea tiene por norma enviar cartas en las que advierte a aquellos pilotos que hayan faltado varias veces advirtiéndoles de que su puesto puede peligrar. Incluso se les llega a convocar en la sede de Irlanda, para que el trabajador justifique sus ausencias, pese a que estas están debidamente acreditadas por el personal sanitario.