¿Podemos volar seguros cuando hay tormentas?
La aviación es uno de los sectores más afectados por fenómenos de meteorología adversa como la tormenta Gloria que estamos sufriendo estos días en España.

Además de los fenómenos más obvios, como las tormentas y las fuertes rachas de viento, hay muchos más factores a tener en cuenta y que pasan desapercibidos para el pasajero.
Cuando un avión despega hacia un aeropuerto, tanto los pilotos como el departamento de planificación de la compañía aérea habrán tenido en cuenta las condiciones climatológicas del aeropuerto de destino y de los posibles aeropuertos alternativos, en caso de no poder aterrizar en el primero.
Se habrá provisto al avión de una mayor cantidad de combustible para cubrir eventualidades como puede ser la necesidad de desviarse a otros aeropuertos alternativos diferentes a los habituales, y que se encuentren fuera de las zonas afectadas o que haya que realizar esperas antes de aterrizar.
Por su parte, estas esperas se dan cuando el avión no puede ser autorizado para el aterrizaje inmediato, debido a una tormenta en el aeropuerto o en la fase de aproximación, a un viento fuera de los límites permitidos de viento cruzado o a cualquier otra circunstancia adversa.
En vuelo, la tripulación estará atenta a las zonas de turbulencia, y se hará especial hincapié en el uso de los cinturones de seguridad.
Además, la cabina se preparará para el aterrizaje con mayor antelación para garantizar la seguridad tanto de los auxiliares de vuelo como de los pasajeros.
Una vez en tierra, hay que tener en cuenta también las fuertes rachas de viento, que pueden incluso entorpecer la operación de las puertas de pasaje y bodegas del avión. También las fuertes precipitaciones y las tormentas con fuerte aparato eléctrico pueden llevar a que se pare tanto la carga de combustible, como toda operativa de servicios en la plataforma del aeropuerto.