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Profesión | Aviación

La salud de los trabajadores en aviación. Aspectos físicos y mentales.

Hoy se celebra el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, y para ello hemos querido recordar la importancia de la figura del Delegado de Prevención de Riesgos Laborales, así como los principales riesgos a los que se pueden enfrentar los pilotos y sus tripulaciones.

El 28 de abril se celebra en todo el mundo el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, proclamado por la OIT (Organización Internacional de Trabajo). El objetivo de este día es la prevención de los accidentes laborales y de las enfermedades profesionales, así como de mostrar al mundo la magnitud del problema, y hacer ver que una cultura de la seguridad y salud en el trabajo puede ayudar a reducir considerablemente el número de lesiones laborales. Los riesgos laborales suelen clasificarse, según su naturaleza, en riesgos de seguridad, vinculados a las características de las instalaciones, maquinarias, herramientas o tecnologías, riesgos de higiene, que a su vez pueden ser físicos, químicos o biológicos, riesgos de ergonomía, derivados de la interacción de la persona con su entorno (carga física, posturas forzadas, movimientos repetitivos, etc.). El último tipo de riesgo evaluable es el riesgo psicosocial, relativo a factores de organización del trabajo como la carga mental, las relaciones personales, el ritmo de trabajo o la situación de desigualdad.

En este punto, juegan un papel fundamental los Delegados de Prevención de Riesgos Laborales, que son los representantes de los trabajadores con funciones específicas en materia de prevención de riesgos laborales. La figura de la Delegada o Delegado se establece en el artículo 35 de la Ley 31/1995, del 8 de noviembre de Prevención de Riesgos Laborales. En ella, se reconoce que, para proteger la salud de las personas trabajadoras, debe contarse con la participación de todo el personal de la empresa. Dichos delegados serán designados por los representantes del personal. Además, el número de delegados en la empresa variará según el volumen de la empresa, existiendo un mínimo de uno y un máximo de 8.

En el día mundial de la seguridad y la salud en el trabajo, merece la pena detenerse a analizar el impacto que la salud mental tiene sobre el desempeño profesional de los pilotos. La salud mental de los trabajadores en aviación es una gran preocupación para las compañías, los reguladores y los pasajeros. Los pilotos de líneas aéreas y su tripulación trabajan en un entorno único, soportando una gran variedad de factores estresantes diferentes que requieren de una buena salud física y mental.

Por ello, y sobre todo tras el fatídico accidente de Germanwings, en el que un piloto con una seria patología mental hizo estrellar un Airbus contra los Alpes franceses -provocando la muerte de todos los ocupantes de la aeronave- todas las instituciones, autoridades y organismos de aviación se pusieron manos a la obra para desarrollar legislaciones y programas que consideren la salud mental de las tripulaciones un factor de riesgo a prevenir y vigilar.

Así, desde el 14 de febrero de este año, ha entrado en vigor en Europa el Reglamento UE 2018/1042, que incluye la obligación de desarrollar planes de prevención, detección y seguimiento de factores asociados al bienestar emocional de las tripulaciones aéreas. Este Reglamento impone a las compañías aéreas medidas como la evaluación psicológica de las tripulaciones aéreas en el momento de ser contratadas, así como planes específicos de prevención y detección de abuso de sustancias psicoactivas.

Sin embargo, la prevención es siempre la mejor medicina, y por ello el reglamento hace especial hincapié en los programas de apoyo a pilotos o Peers, que pretenden atajar y abordar las situaciones de estrés emocional que pueda estar atravesando un piloto, antes de que su problema se convierta en algo más grave. En este sentido, la ley obliga a los operadores aéreos a implementar en su estructura organizacional programas de apoyo emocional a pilotos basado en metodología de gestión del estrés postraumático y llevados a cabo por compañeros pilotos o Peers, en la constatación de que el acompañamiento implica grandes dosis de empatía y comprensión de la situación, algo que sin duda un piloto está siempre en mejores condiciones de ofrecer a otro compañero piloto. Sepla ha impulsado ya su Programa PAPI, que busca proporcionar acompañamiento por parte de un piloto a otro piloto que pueda estar pasando por una situación de vulnerabilidad emocional.

Según el observatorio permanente de riesgos psicosociales de UGT, estos son los riesgos más frecuentes que asume un trabajador de un entorno industrial (como puede ser la aviación) a la hora de desempeñar sus funciones:

1. RIESGOS DE HIGIENE INDUSTRIAL.

  • Riesgo de exposición a radiaciones: Los factores de riesgo que puede provocarlo es la sobre exposición a rayos ultravioleta, la escasa o nula ventilación en los lugares de trabajo donde se realizan las tareas de soldadura, o la ausencia de aislamientos de las fuentes de radiación. Esta exposición puede provocar enrojecimiento e irritación de la piel, quemaduras, problemas en los ojos (cataratas), alteraciones del sistema nervioso o vinculación con algunos tipos de cáncer. Las medidas que pueden tomarse para prevenir son la realización de controles medioambientales necesarios para mantener la exposición en los niveles mínimos, disminuir el tiempo de exposición y ubicar correctamente los puestos de trabajo, alejar o aislar los focos de emisión de radiaciones y utilizar equipos de protección.
  • Otro de los riesgos relacionado por la higiene industrial es la exposición a sustancias químicas, provocadas por el uso de productos químicos cáusticos y corrosivos, así como humos y gases presentes en los lugares de trabajo. Esta exposición puede provocar problemas respiratorios como el asma, así como la vinculación con algunos tipos de cáncer. Desde la prevención de riesgos laborales se recomienda disponer de un buen sistema de ventilación general y de extracción localizada y la utilización de equipos de protección.
    La exposición a la iluminación inadecuada por exceso o defecto, para las diferentes zonas de trabajo, reflejos en las pantallas de visualización, o incorrecta disposición de los puestos de trabajo, puede provocar visión borrosa para enfocar, deslumbramientos, irritación de los ojos, lagrimeo, picor, etc. Para prevenir estas consecuencias, se debe iluminar correctamente las zonas de trabajo, evitar los contrastes y utilizar todo lo posible la luz natural y realizar mediciones periódicas para ajustar la iluminación a las necesidades de las tareas.
  • La exposición a vibraciones producidas por el mal estado de los sistemas de suspensión en vehículos y maquinaria puede producir lumbalgias o hernias entre otros. Las medidas de prevención pasan por el mantenimiento de la maquinaria y de los vehículos, la rotación de las tareas y planificación de las pausas, y la formación e información a los trabajadores expuestos.
    La exposición de ruido debido a las instalaciones, las máquinas o los sistemas de climatización, entre otros, específicamente en los puestos que se encuentran en pistas, plataformas o en las instalaciones más próximas a las aeronaves, puede provocar alteraciones del sueño, enfermedades cardiovasculares o nerviosismo entre otras. Las medidas preventivas pasan por la utilización de equipos de protección personal, así como el empleo de aislamiento a los lugares de trabajo mediante materiales que absorban el ruido

2. RIESGOS DE ERGONOMÍA.

  • Riesgos por sobrecarga física o sobre esfuerzos, causados por carga y descarga de equipajes, transporte manual de carros o frecuencia en la manipulación de cargas pesadas. Los daños que pueden producir son lumbago, ciática, hernias o lesiones musculares. Para acabar con estos riesgos se debe proporcionar al empleado formación e información, adaptar las cargas a las características del trabajador, mecanizar los procesos de manipulación de cargas, y realizar pausas y descansos.
  • Los riesgos de trastornos músculo-esquelético, causado por el trabajo sedentario o estático con poca movilidad la mayor parte de la jornada, movimientos continuos y repetitivos de brazos, manos y piernas, mantenimiento de posturas forzadas o la realización de giros y torsiones corporales de forma reiterada. Estas actividades provocan los mismos síntomas que los riesgos por sobrecarga física. Y se previenen de las misma manera.
  • Otro de los riesgos es el uso de pantallas de visualización de datos (PVD), donde el trabajador debe realizar un sobreesfuerzo para verla. El usuario no puede ajustar el brillo ni el contraste del fondo de la pantalla, lo que puede provocar fatiga general y sobre todo visual, así como problemas musculares y en las articulaciones. Las medidas propuestas para remediarlo es que los elementos del trabajo deberían situarse en que la mayor parte del tiempo los brazos estuvieran lo más cerca posible del cuerpo, para que así el trabajador no tenga que estirar los brazos ni el cuerpo en exceso. Además,el ángulo de visión deberá tener entre 0 y 20 grados por debajo de la horizontal de visión.

3. RIESGOS DE SEGURIDAD

  • El riesgo por contactos eléctricos directos o indirectos, puede estar provocado por factores de riesgo tales como la falta de formación de los trabajadores, las instalaciones eléctricas defectuosas, la maquinaria o herramientas dañadas, los cables pelados, cuadros eléctricos desprotegidos, etc. Esto puede provocar quemaduras o problemas cardíacos. Para evitarlo, se deben mantener los cuadros, cables y conexiones en perfecto estado, las instalaciones eléctricas solo deben ser manipuladas por personal con la debida formación y utilizar los equipos de protección individual adecuados.
  • Otro de los riesgos es el atrapamiento por o entre objetos, debido a la magnitud de las piezas o equipos de trabajo que se manipulan, pudiendo llegar a provocar fracturas, daños musculares, hematomas o traumatismos. Se podrá evitar impartiendo la correcta formación e información, así como la limpieza y mantenimiento de máquinas cuando estén apagadas.
  • Por último, el riesgo de incendios y explosiones, causado por instalaciones eléctricas defectuosas, puede provocar quemaduras, asfixias o lesiones variadas. Para prevenirlo hay que evitar la acumulación de residuos y el respeto a las protecciones y los dispositivos de seguridad.