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Aviación

Erupciones volcánicas y tránsito aéreo

Como todos recordaréis, el 10 de abril de 2010 cuando el volcán Eyjafjällajokul entró en erupción, ninguno de nosotros, ni nuestras compañías aéreas, ni las autoridades nacionales, europeas o extranjeras supieron cómo reaccionar ante un evento con el que nadie se había enfrentado hasta ese momento, por lo que Eurocontrol se vio obligada a cerrar el espacio aéreo europeo. Sólo algunas compañías se atrevieron a realizar vuelos de prueba para ver la severidad de las condiciones atmosféricas.

Durante estos cuatro años SEPLA, a través del piloto y geólogo Carlos García Royo, ha trabajado directamente con el comité ADO de IFALPA, Airbus, Boeing y AESA en el desarrollo de los mejores procedimientos posibles.

Estos últimos días nos hemos encontrado con la posibilidad de que el volcán islandés Bárðarbunga entre en erupción en cualquier momento. Por ello, desde la Vocalía Técnica y de Seguridad de Vuelo consideramos conveniente recordar las recomendaciones y procedimientos a seguir por parte de los fabricantes y de IFALPA en caso de encontrarnos con ceniza volcánica en uno de nuestros vuelos. Recordad, eso sí, que los procedimientos operativos de vuestros manuales de vuelo son los que prevalecen siempre.

Es sabido que la operación en cenizas volcánicas debe evitarse. No existe, a fecha de hoy, un sistema activo de detención
homologado ni aprobado por autoridad aeronáutica competente alguna.

Los medios de detección con imágenes satélite dan una precisa situación de la ceniza volcánica, y tanto el sobrevuelo como volar por debajo de la misma debe evitarse en medida de lo posible.

En caso de fallo de motor o despresurización, se entraría en contacto con el fenómeno volcánico, volar bajo la nube deja a expensas de la caída por gravedad de las partículas volcánicas.

Asimismo ha de considerarse la existencia de gases, la interacción con elementos metálicos producen fenómenos de oxidación y se debilitan los elementos de las aleaciones metálicas.

Más trascendente es la incidencia que el gas produce tanto en ocupantes como en tripulantes, ya que a día de hoy no existe sistema de detección de gas instalado a bordo.

Evitar es la clave ante situaciones indetectables. Una separación prudencial ante tales fenómenos es la operación más recomendable.

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