Entrevista a Carlos Valle, presidente de la FIO
«Sólo el que se siente orgulloso de lo que hace es capaz de entregar lo mejor de sí mismo».

Antonio de Ulibarri – jefe Sección Sindical Sepla – Senior
La sección sindical de pilotos Senior ha iniciado, en la Revista Mach82, una serie de entrevistas a pilotos senior que forman parte del grupo humano que más empeño dedica en mantener vivo nuestro legado aeronáutico: la Fundación Infante de Orleans.
Nadie mejor que los pilotos de la FIO representan el valor que los Senior podemos aportar no sólo al colectivo de pilotos, sino a la sociedad en general. Por eso hemos decidido abrir una serie de entrevistas al patrimonio humano que sigue manteniendo vivas las aeronaves de un país que muchas veces parece empeñarse en olvidar su historia. Pero nosotros, los Senior, seguiremos ahí recordándosela. Con orgullo.
Arrancamos, como no podía ser de otra forma, con su Presidente, Carlos Valle Torralbo
La FIO es una de las principales organizaciones españolas dedicadas a mantener y difundir nuestra cultura aeronáutica. ¿Quiénes formáis parte de la FIO?
A la llamada de Carlos Alós y al olor de tan tentadora sardina como puede ser el vuelo acrobático, acudimos hace muchos años (más de 40) algunos pilotos de Iberia y Aviaco para fundar el “Aresti”. De la mano de Carlos, Tomás Castaño o Agustín Gil de Montes, verdaderos maestros, descubrimos un mundo completamente nuevo para los que habíamos probado el vuelo acrobático en el Ejército: las G’s negativas, el vuelo acrobático de competición. Cubrimos una larga etapa deportiva a lo largo de los 80. Agotada ésta, tuve la idea de mantener cohesionado al grupo en un nuevo proyecto, de más largo alcance, cuyo fruto pudiera verse, tocarse y hasta olerse, y siempre con el fomento de la cultura aeronáutica como meta: así nació la FIO, y ahí seguimos. Naturalmente, a lo largo de 30 años han ido incorporándose nuevas generaciones.
El grupo fundador, casi al completo, hace 30 años
Voláis aviones de difícil manejo con muchísima destreza, y llama la atención la resistencia física que tenéis. ¿Qué preparación hacéis para manteneros en forma?
Afortunadamente, por su antigüedad y al margen de sus rarezas, la mayoría de los ejemplares de la colección son dóciles en el aire y, salvo excepciones, no requieren esfuerzo físico para volarlos, excepto el de subirse a ellos con un mínimo de dignidad. Además, en nuestro papel de meros intermediarios como gestores de un patrimonio de inmenso valor histórico, operamos en un entorno ultraconservador, en el mejor sentido de la palabra. Nunca sometemos a estos venerables ejemplares a un stress que no merecen. Para “sacar astillas en el aire” están nuestros compañeros acróbatas en activo que suelen cerrar las exhibiciones mensuales con un elocuente contraste entre las performances de un moderno avión de competición y los veteranos de otra época.
Los pilotos Senior son quienes mejor representan los valores de la aviación, que se consagran en la actividad de la FIO. ¿Cómo podemos mantener y difundir nuestra cultura aeronáutica?
Si de algo podemos sentirnos legítimamente orgullosos en la FIO es de haber demostrado el movimiento andando. No ha sido fácil: la FIO es la expresión de un enorme esfuerzo colectivo en el que participa hasta el último de nuestros voluntarios y donantes. Si llegara el día en que la sentencia de C. José Cela “En España gana el que aguanta” no fuera aplicable, querría decir que la difusión de la historia ya no requiere el esfuerzo extenuante de unos pocos, sino que la Nación, sus estamentos e instituciones, han entendido que se trata de una inversión imprescindible si se quieren cosechar frutos intangibles pero esenciales para la salud del cuerpo social.
Todas las instituciones, incluido por supuesto el SEPLA que ya lo hace, pueden y deben participar en ese esfuerzo; no es tan grande y la respuesta suele ser muy gratificante. Pero es la Administración quien debe encabezar una verdadera política de recuperación y difusión de nuestra historia a todos los niveles educativos. En la formación de nuestros futuros profesionales la historia es siempre la gran olvidada.
¿Son las nuevas generaciones conscientes de nuestro acervo aeronáutico?
Los tiempos han cambiado y también las condiciones en que desarrollan su vida profesional. Qué duda cabe que el nivel de afición ha de mantenerse prácticamente constante mientras esta profesión consista en volar. Pero, déjame que me ponga un poco nostálgico: venimos de una época en que la procedencia mayoritariamente común favorecía mucho el sentido de pertenencia, de grupo: prácticamente todos habíamos sudado los mismos paracaídas, vivido experiencias parecidas, si no iguales, en nuestros años de formación. Y eso hermana mucho. Nos sentíamos en cierto modo depositarios de un acervo común y de una tradición heredada, legítimos titulares de una profesión que nos pertenecía y en la que no cabían intrusismos. Quizás todo fuera un poco exagerado, pero era bonito.
Por eso es importante que las nuevas generaciones sepan de dónde procede lo que con tan aparente facilidad (sólo aparente) manejan cada día que salen a volar. No es fácil llegar a donde han llegado y hay que saber valorarlo si quieres que te valoren. Sólo el que se siente orgulloso de lo que hace es capaz de entregar lo mejor de sí mismo.
Cuanto más me alejo del día de mi jubilación, más increíble me parece que yo haya pertenecido a ese grupo profesional que hace de un abrumador balance de aciertos frente a errores, como el que no quiere la cosa, su diaria rutina.