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Aviation

El bueno uso del e-learning para una óptima formación

• La necesidad de desarrollar la competencia digital del piloto para alcanzar la estabilidad dinámica tecnológica en aviación.Vanessa de Velasco – Departamento Técnico Sepla / Dra. Relaciones Institucionales Aviadoras

La tecnología avanza a un ritmo vertiginoso, según Thomas L. Friedman. El tres veces ganador del premio Pulitzer y autor del libro “Gracias por llegar tarde”, afirma que debemos acostumbrarnos a usar y comprender la aceleración global de la tecnología desde una estabilidad dinámica.

Este es un concepto bien conocido por los pilotos. “La estabilidad dinámica trata la forma en que se mueve el cuerpo conforme transcurre el tiempo, después de haber sido sometido a una perturbación” (Carmona, 2015. p.406). Debemos pilotar el avión de la tecnología, sabiendo que el control de la misma será posible si conocemos y entendemos los factores externos o amenazas que pueden afectar a nuestra “aeronave digital”.

Mucho se ha hablado en los últimos años sobre la digitalización y, en este caso de estudio, sobre el e-learning. Según OACI, el e-learning comprende todas las formas de tecnología de comunicación de la información (TIC) y sus herramientas para difundir y preparar contenidos, así como de comprometer a los estudiantes en su proceso de adquisición del conocimiento.

Esto es completamente aplicable a la aviación, donde los pilotos se ven expuestos a continuas evaluaciones de sus habilidades, tanto teóricas como prácticas. La necesidad de que el estudiante tenga compromiso con su propio aprendizaje está interiorizada en el proceso de instrucción. Kearns (2016) presenta en su libro “e-learning en aviación” una justificación histórica del compromiso del piloto con su formación.

Pasamos de una manera de enseñar clásica a una manera digital, pero sin utilizar muchas veces de manera óptima las herramientas que la tecnología nos ofrece para poder lograr el óptimo nivel de conocimiento. En el mundo académico y en el mundo laboral o empresarial, la cantidad de información de la que disponemos es enorme. Por supuesto, la aviación no se libra de esa realidad, que tiende a ser cada vez más desbordante.
Conseguir que el piloto se comprometa en su instrucción y que desarrolle competencias digitales técnicas y cognitivas para aprender a usar y comprender las herramientas digitales de aprendizaje es un reto en esta nueva era en la que la información nos desborda. A veces la enseñanza digital queda lejos de ser innovadora y se convierte en un mero repositorio de la enseñanza tradicional, con menos medios y con más contenidos, cambiantes día a día.
Area (2017), expone en su ensayo “La metamorfosis digital del material didáctico tras el paréntesis de Gutenberg”, que el material didáctico digital requiere de una interacción/relación del sujeto con el objeto. El modelo SHELL expone el requerimiento de una interacción del sujeto con la máquina (avión), los procedimientos y su entorno. Lo mismo debe ocurrir con el material digital que nos rodea en la operación, como el EFB (Electronic Flight Bag). El piloto debe mantener una interacción consciente y de desarrollo de sus competencias digitales con los dispositivos electrónicos que contienen toda o la mayoría de la información relevante para el vuelo.
Así, el instructor ya no es fuente de conocimiento, sino que tiende a ser un facilitador de información para el desarrollo educacional del estudiante piloto. El aula, en muchos casos, ya no es un aula física, sino un aula digital en la que la información está segregada y en la que el alumno debe saber encontrar lo necesario para una tarea determinada. Los instructores deben, por tanto, no sólo desarrollar sus competencias digitales, sino convertirse en los facilitadores de aprendizaje de la competencia digital de sus alumnos para que sean capaces de buscar y seleccionar la información relevante para la operación del vuelo y para el desarrollo de sus competencias de acción profesional, inherentes al desempeño holístico de su propio trabajo.
La cultura del piloto, en la que los cambios y actualizaciones en manuales ha sido siempre continua y en revisión, facilita en cierta manera la aceptación de las nuevas tecnologías. El piloto es un buscador incansable de conocimiento y un alumno en general ordenado y disciplinado.

En un paralelismo con trabajos de Adell et al (2018) en el que habla sobre el e-learning en la universidad, podemos decir que la implantación de las tecnologías digitales requiere alternativas proactivas y no solamente reactivas para afrontar su futuro. Solo de esta manera evitaremos la simplificación del conocimiento en “trozos”, propiciaremos el aprendizaje, el análisis reflexivo y cognitivo y el desarrollo de competencias.

Un ejemplo es la obligación de lectura y supuesta comprensión de determinadas normativas como circulares o cambios en procedimientos sin un proceso de aprendizaje que relacione los conocimientos adquiridos y los previos o la evaluación de los mismos. No nos podemos limitar a un mero consumo de conocimiento para pasar fases de una manera desestructurada y sin un proyecto curricular previo, que incluya las nuevas tecnologías como medio, y no como fin, para alcanzar el conocimiento.

Programas formativos para el desarrollo de la competencia digital del piloto en sus ámbitos técnico y cognitivo o, dicho de otra manera, programas diseñados específicamente para enseñar a los pilotos el uso de los diferentes soportes digitales, como el EFB, y la búsqueda y selección de información siguiendo varios itinerarios atendiendo a secuencias lógicas para la operación, es de vital importancia.

EASA insta a diseñar formación con una proporción adecuada de aprendizaje online y presencial. Asimismo, también pide cautela para estudiar la eficacia de los mismos.

La capacidad real de acceso de los pilotos no solo es tecnológica, sino también competencial. Según EASA, las desigualdades pueden acrecentarse cuando hablamos de tecnología y acceso a los soportes que nos permitirán dicho acceso.

Debemos agregar que el e-learning solo será efectivo si los alumnos tienen la competencia cognitiva para poder hacer buen uso de las tecnologías. El e-learning no debe ser ni el fin de la instrucción ni una manera de reducir costes sin tener en cuenta las consecuencias a largo plazo. Debe ser el medio para lograr una óptima formación, invirtiendo económicamente en ella para poder reducir costes en un futuro.

Así, volar la aeronave para mantener la estabilidad dinámica positiva o neutra se complica. Pero, ¿cómo podremos evitar una estabilidad dinámica negativa en la que los cambios tecnológicos nos alejen cada vez más de la estabilidad según pase el tiempo? Mediante programas de formación flexibles, estructurados y diseñados para el aprendizaje específico y la formación de los estudiantes en competencias digitales. Es necesario el estudio del público objetivo, en este caso el piloto de líneas aéreas y la medición de sus competencias para tener información curada y exacta de cómo realizar los programas de formación ad hoc para cada piloto, en su nivel competencial.

El piloto seguirá siendo, como hasta ahora, responsable de su propio aprendizaje, pero debe de contar con los medios para poder enfrentarse a los cambios tecnológicos a los que se expone la sociedad de manera global. El piloto debe formar parte activa de la evolución tecnológica, siendo protagonista de su aprendizaje y participando en el diseño de los planes formativos para que sean de calidad y respondan a las necesidades reales de los que lo reciben.

A modo de resumen:
– El e-learning es el medio, no el fin, para adquirir el conocimiento.
– El desarrollo y medición de las competencias digitales de los pilotos es esencial para el desarrollo de una formación efectiva.
– La responsabilidad del alumno piloto en su propio aprendizaje es básica y los instructores ya no son solo fuente de conocimiento, si no facilitadores del mismo.
– El desarrollo de propuestas formativas estructuradas es la manera de desarrollar un e-learning eficaz, el translado de los contenidos y estructuras de aprendizaje a dispositivos digitales sin una planificación formativa, no es la manera de implantar sistemas de enseñanza aprendizaje efectivos y económicos a medio largo plazo.
Para más información sobre e-learning referirse al compilatorio de De Velasco y Cossío (2020)

Adell, J., Castañeda, L. y Esteve, F.M. (2018). ¿Hacia la Ubersidad? Conflictos y contradicciones de la universidad digital. RIED. Revista Iberoamericana de Educación a Distancia, 21(2), 51-68. http://revistas.uned.es/index.php/ried/article/view/20669

Area Moreira, M. (2017). La metamorfosis digital del material didáctico tras el paréntesis Gutenberg. Revista Latinoamericana de Tecnología Educativa, 16(2) http://dx.medra.org/10.17398/1695-288X.16.2.13
Carmona, I.A., (2015). Aerodinámica y actuaciones del avión. Ediciones Paraninfo S.A. https://bit.ly/3c58wtt

De velasco,V., y Sanchez-Cossío, J. (12 de Noviembre de 2020). Formación: saca rendimiento al e-learning. A short guide to e-learning. Flysafe. https://bit.ly/2QOkjFe

Kearns, S. K. (2016). E-learning in aviation. Routledge. https://doi.org/10.4324/9781315579009

Vanessa de Velasco – Departamento Técnico Sepla / Dra. Relaciones Institucionales Aviadoras

La tecnología avanza a un ritmo vertiginoso, según Thomas L. Friedman. El tres veces ganador del premio Pulitzer y autor del libro “Gracias por llegar tarde”, afirma que debemos acostumbrarnos a usar y comprender la aceleración global de la tecnología desde una estabilidad dinámica.

Este es un concepto bien conocido por los pilotos. “La estabilidad dinámica trata la forma en que se mueve el cuerpo conforme transcurre el tiempo, después de haber sido sometido a una perturbación” (Carmona, 2015. p.406). Debemos pilotar el avión de la tecnología, sabiendo que el control de la misma será posible si conocemos y entendemos los factores externos o amenazas que pueden afectar a nuestra “aeronave digital”.

Mucho se ha hablado en los últimos años sobre la digitalización y, en este caso de estudio, sobre el e-learning. Según OACI, el e-learning comprende todas las formas de tecnología de comunicación de la información (TIC) y sus herramientas para difundir y preparar contenidos, así como de comprometer a los estudiantes en su proceso de adquisición del conocimiento.

Esto es completamente aplicable a la aviación, donde los pilotos se ven expuestos a continuas evaluaciones de sus habilidades, tanto teóricas como prácticas. La necesidad de que el estudiante tenga compromiso con su propio aprendizaje está interiorizada en el proceso de instrucción. Kearns (2016) presenta en su libro “e-learning en aviación” una justificación histórica del compromiso del piloto con su formación.

Pasamos de una manera de enseñar clásica a una manera digital, pero sin utilizar muchas veces de manera óptima las herramientas que la tecnología nos ofrece para poder lograr el óptimo nivel de conocimiento. En el mundo académico y en el mundo laboral o empresarial, la cantidad de información de la que disponemos es enorme. Por supuesto, la aviación no se libra de esa realidad, que tiende a ser cada vez más desbordante.

Conseguir que el piloto se comprometa en su instrucción y que desarrolle competencias digitales técnicas y cognitivas para aprender a usar y comprender las herramientas digitales de aprendizaje es un reto en esta nueva era en la que la información nos desborda. A veces la enseñanza digital queda lejos de ser innovadora y se convierte en un mero repositorio de la enseñanza tradicional, con menos medios y con más contenidos, cambiantes día a día.

Area (2017), expone en su ensayo “La metamorfosis digital del material didáctico tras el paréntesis de Gutenberg”, que el material didáctico digital requiere de una interacción/relación del sujeto con el objeto. El modelo SHELL expone el requerimiento de una interacción del sujeto con la máquina (avión), los procedimientos y su entorno. Lo mismo debe ocurrir con el material digital que nos rodea en la operación, como el EFB (Electronic Flight Bag). El piloto debe mantener una interacción consciente y de desarrollo de sus competencias digitales con los dispositivos electrónicos que contienen toda o la mayoría de la información relevante para el vuelo.

Así, el instructor ya no es fuente de conocimiento, sino que tiende a ser un facilitador de información para el desarrollo educacional del estudiante piloto. El aula, en muchos casos, ya no es un aula física, sino un aula digital en la que la información está segregada y en la que el alumno debe saber encontrar lo necesario para una tarea determinada. Los instructores deben, por tanto, no sólo desarrollar sus competencias digitales, sino convertirse en los facilitadores de aprendizaje de la competencia digital de sus alumnos para que sean capaces de buscar y seleccionar la información relevante para la operación del vuelo y para el desarrollo de sus competencias de acción profesional, inherentes al desempeño holístico de su propio trabajo.

La cultura del piloto, en la que los cambios y actualizaciones en manuales ha sido siempre continua y en revisión, facilita en cierta manera la aceptación de las nuevas tecnologías. El piloto es un buscador incansable de conocimiento y un alumno en general ordenado y disciplinado.

En un paralelismo con trabajos de Adell et al (2018) en el que habla sobre el e-learning en la universidad, podemos decir que la implantación de las tecnologías digitales requiere alternativas proactivas y no solamente reactivas para afrontar su futuro. Solo de esta manera evitaremos la simplificación del conocimiento en “trozos”, propiciaremos el aprendizaje, el análisis reflexivo y cognitivo y el desarrollo de competencias.

Un ejemplo es la obligación de lectura y supuesta comprensión de determinadas normativas como circulares o cambios en procedimientos sin un proceso de aprendizaje que relacione los conocimientos adquiridos y los previos o la evaluación de los mismos. No nos podemos limitar a un mero consumo de conocimiento para pasar fases de una manera desestructurada y sin un proyecto curricular previo, que incluya las nuevas tecnologías como medio, y no como fin, para alcanzar el conocimiento.

Programas formativos para el desarrollo de la competencia digital del piloto en sus ámbitos técnico y cognitivo o, dicho de otra manera, programas diseñados específicamente para enseñar a los pilotos el uso de los diferentes soportes digitales, como el EFB, y la búsqueda y selección de información siguiendo varios itinerarios atendiendo a secuencias lógicas para la operación, es de vital importancia.

EASA insta a diseñar formación con una proporción adecuada de aprendizaje online y presencial. Asimismo, también pide cautela para estudiar la eficacia de los mismos.

La capacidad real de acceso de los pilotos no solo es tecnológica, sino también competencial. Según EASA, las desigualdades pueden acrecentarse cuando hablamos de tecnología y acceso a los soportes que nos permitirán dicho acceso.

Debemos agregar que el e-learning solo será efectivo si los alumnos tienen la competencia cognitiva para poder hacer buen uso de las tecnologías. El e-learning no debe ser ni el fin de la instrucción ni una manera de reducir costes sin tener en cuenta las consecuencias a largo plazo. Debe ser el medio para lograr una óptima formación, invirtiendo económicamente en ella para poder reducir costes en un futuro.

Así, volar la aeronave para mantener la estabilidad dinámica positiva o neutra se complica. Pero, ¿cómo podremos evitar una estabilidad dinámica negativa en la que los cambios tecnológicos nos alejen cada vez más de la estabilidad según pase el tiempo? Mediante programas de formación flexibles, estructurados y diseñados para el aprendizaje específico y la formación de los estudiantes en competencias digitales. Es necesario el estudio del público objetivo, en este caso el piloto de líneas aéreas y la medición de sus competencias para tener información curada y exacta de cómo realizar los programas de formación ad hoc para cada piloto, en su nivel competencial.

El piloto seguirá siendo, como hasta ahora, responsable de su propio aprendizaje, pero debe de contar con los medios para poder enfrentarse a los cambios tecnológicos a los que se expone la sociedad de manera global. El piloto debe formar parte activa de la evolución tecnológica, siendo protagonista de su aprendizaje y participando en el diseño de los planes formativos para que sean de calidad y respondan a las necesidades reales de los que lo reciben.

A modo de resumen:

  • El e-learning es el medio, no el fin, para adquirir el conocimiento.
  • El desarrollo y medición de las competencias digitales de los pilotos es esencial para el desarrollo de una formación efectiva.
  • La responsabilidad del alumno piloto en su propio aprendizaje es básica y los instructores ya no son solo fuente de conocimiento, si no facilitadores del mismo.
  • El desarrollo de propuestas formativas estructuradas es la manera de desarrollar un e-learning eficaz, el translado de los contenidos y estructuras de aprendizaje a dispositivos digitales sin una planificación formativa, no es la manera de implantar sistemas de enseñanza aprendizaje efectivos y económicos a medio largo plazo.

Para más información sobre e-learning, referirse al compilatorio de De Velasco y Cossío (2020)

Bibliografía:

  • Adell, J., Castañeda, L. y Esteve, F.M. (2018). ¿Hacia la Ubersidad? Conflictos y contradicciones de la universidad digital. RIED. Revista Iberoamericana de Educación a Distancia, 21(2), 51-68. http://revistas.uned.es/index.php/ried/article/view/20669
  • Area Moreira, M. (2017). La metamorfosis digital del material didáctico tras el paréntesis Gutenberg. Revista Latinoamericana de Tecnología Educativa, 16(2) http://dx.medra.org/10.17398/1695-288X.16.2.13
  • Carmona, I.A., (2015). Aerodinámica y actuaciones del avión. Ediciones Paraninfo S.A. https://bit.ly/3c58wtt
  • De velasco,V., y Sanchez-Cossío, J. (12 de Noviembre de 2020). Formación: saca rendimiento al e-learning. A short guide to e-learning. Flysafe. https://bit.ly/2QOkjFe
  • Kearns, S. K. (2016). E-learning in aviation. Routledge. https://doi.org/10.4324/9781315579009